La materia y sus imágenes
María José Herrera
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Desde 1984, Osvaldo Decastelli emprendió una aventura
singular: explorar las posibilidades materiales y simbólicas
de un solo material, el cartón corrugado, que sirve para varios
usos de la vida cotidiana pero, hasta ese momento, para ninguno
del arte. Lo eligió por varias razones; una de ellas, precisamente,
la familiaridad de su aspecto. “Sentí la necesidad de buscar imágenes
que fuesen menos solem- nes, para que pudieran estar más cerca
del gran público”, señaló. (1) Así, este material altamente connotado
(caja, em- balaje, liviano, rústico, industrial) fue un desafío
a la creatividad de Decastelli, que debió procurarse los medios
para trabajar una materia sin tradición artística. Desde entonces,
sin atadura de estilos ni modelos, el artista inventa tan cercano a las sugerencias de la materia como alejado de sus posibles condicionamientos.
A los 9 años me daban de regalo de cumpleaños pelotas de fútbol,
raquetas de tenis y también un bastidor o un caballete; cosas
que tuvieran que ver con la plástica. Esto era como algo natural,
fluido, pero nunca fue pensado como el principio de una profesión.
La idea era que yo fuera contador.
Recuerdo que de chico, en muchas oportunidades, al despertar a
la mañana, me sentaba en el borde de la cama y me decía: ¡Hoy
tengo que inventar algo! En los veranos sentía la necesidad de
tener alguna actividad laboral que tuviera que ver con el arte.
A la mañana iba al club, practicaba tenis, paleta y natación y,
a la tarde, generalmente iba a algún taller . En una oportunidad, a uno de encuadernación; después a uno de porcelana, donde
mi trabajo era pintar unas figuras, y recuerdo otro, el de un
vidrierista, que estaba preparando una vidriera para la primavera
de Thompson y Williams. (2)
Cuando terminé de trabajar con él, le comentó a
mi padre que yo tenía
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habilidad y condiciones, proponiéndole entonces por qué no iba a bellas artes. Hasta ese momento para mí,
era impensable. Pero se ve que estaba latente, porque cuando mi
papá me contó, inmediatamente empecé a averiguar cómo se ingresaba.
Así fue como hice la preparación, rendí, y ¡les anuncié que ya
estaba! Cursé la Belgrano pensando que me dedicaría a la pintura,
pero cuando descubrí la tercera dimensión me apasionó. Después
fui a la Pueyrredón, donde opté por la especialización en escultura.
Este hecho me cambió la vida; tuve compañeros con los que conformamos
un grupo muy só lido y, además, muy buenos maestros: Juan Batlle
Planas Aída Carballo, Ana María Moncalvo en grabado; en escul
tura, Mario Arriguti, Luis Balduzzi y también Labourdette; en
pintura, Miguel Diomede y Aníbal Carreño; Irene Cresp y Marta
del Castillo en composición. Blanca Pastor fue m profesora en
Historia del Arte.
Éstos eran los mismos docentes que en la escuela De l Cárcova,
así que, terminada la Pueyrredón, no se justifi caba seguir .
No era ésa tampoco una época en la que se acostumbrara a ir a
talleres los mejores estaban en las escuelas.
A Luis Balduzzi lo considero mi verdadero maestro. Me decía todo
lo que le parecía, no solo lo bueno, y esto me permitía crecer
. Seguí en contacto con él después de terminar la escuela. Si
bien en ese momento no se hablaba de “clínicas”, es lo que hacíamos.
Yo le llevaba obra, o él venía a mi taller y charlábamos largamente.
Esto se continuó en el tiempo hasta hace 25 años. Exactamente
los que hace que trabajo con el cartón corrugado. Me acuerdo de
que le mostré los primeros trabajos en cartón. Yo iba con un gran
interrogante, no sabía qué me iría a decir . Porque a pesar de
ser los años 80, la escultura siempre fue muy de valorar los materiales
tradicionales, y éste no era el caso. Sin embargo Balduzzi
me alentó mucho y me señaló: “Lo que
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(1). Luis Aubele, “De lo simple a la fantasía”,
Buenos Aires, diario La Nación, 24-4-1995.
(2). Sastrería tradicional del centro porteño.
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estás haciendo lo estás llevando
muy bien”. Incluso me dijo algo que con el tiempo pude confirmar:
“Si vos seguís trabajando con este material, se va a transformar
en algo así como un logotipo para vos. La gente va a asociar Decastelli
con cartón corrugado”. Y no se equivocó…
¿Dirías que tus esculturas son textiles?
No las esculturas, pero sí algunos trabajos. Hago esta diferencia
entre trabajos y esculturas porque, en éstas, predominan el volumen,
el espacio y la forma. En cam- bio, en este último tiempo muchos
de mis trabajos sí son textiles, porque aparece fuertemente la
materia, y son totalmente abstractos. Me di cuenta de que antes
la usaba solo como soporte; ahora dialogo con ella y vemos cómo
nos comunicamos.
Excito al material para obtener respuesta; golpeo para que vibre;
raspo y responde; desgarro y descubro, provocando confrontaciones.
Así es como saco lo mejor de él, forzándolo a revelar su alma.
Traslado las cualidades formales del cartón corrugado a cualidades
subjetivas. Lo reciclo haciéndolo trascender en otra cosa, para
que así siga su curso. Para reforzar esta idea me gusta usar la
definición de desentrañar: quitar o sacar las entrañas. Llegar
a averiguar , descubrir lo más dificultoso y oculto de algo. Penetrar
lo más dificultoso y recóndito de una materia… Sacar , arrancar
las entrañas.
Estas acciones que el artista describe dieron por resultado obras
como las de la serie Vibración. Las distintas láminas que conforman el corrugado fueron sometidas a presión
y golpes. De este modo, las formas prehechas del material muestran
una fisonomía escondida, generan otras referencias y alusiones
que Decastelli utiliza o abandona en medio del proceso de transformación
de la materia. El cartón
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devela su alma” textil, las fibras maleables
de su pasado de madera.
¿Cuál es la ventaja de este material, comparándolo con una madera?
Con el cartón sabés qué te espera, ¿no?
Relativamente. Me puedo organizar para saber lo que me espera,
porque si dispongo los cartones con la ondas en la misma dirección
tengo un resultado. Si voy girándolas tengo otro. Pero, a la vez,
depende del corte que haga; si es perpendicular , diagonal o,
incluso, una diagonal más acentuada, también varía… no es tan
previsible.
El cartón está constituido por tres papeles: dos liners y una
onda. La onda es siempre más oscura, generalmente de papel reciclado
y, en consecuencia, más blanda. Estos distintos componentes hacen
que haya variaciones de colores. Los cartones que yo utilizo son
los que se producen directamente de la madera, los más duros,
no los reciclados.
Cuando hablamos de textil también me refiero a que el material
es vegetal. El registro histórico evidencia que los papeles se
conservan mejor que las telas. En este sentido, estás trabajando
con un material muy noble, al que muchas veces se tilda de “pobre”.
Eso es precisamente lo que trato de transmitir . Porque mucha
gente me pregunta: ¿Y cómo es la conservación de esto? Yo hago
alusión a los incunables. Pero, en realidad, no me preocupa
tanto, porque considero que lo más importante es la perdurabilidad
de su significado y los valores constantes a través del tiempo de
ese otro tiempo, que no es el de la conservación de los materiales.
Incluso, me gusta ironizar con que podríamos tener una fotografía
holográfica y hacer que exista ¡para siempre!
Tu imagen alude al juego, a los juguetes, a esos juguetes del
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“qué puedo inventar hoy”. ¿Cómo describirías tu pro- ceso creativo?
Te voy a contar mis distintas etapas. Cuando empecé con el corrugado,
venía de la figura humana. Partí de dos figuras: una masculina
y otra femenina, paradas y de perfil. A cada una de ellas la seccioné
en cinco partes iguales con cortes paralelos entre sí, para después
recomponerlas. Entonces, de acuerdo con cómo reubicaba los fragmentos,
surgían imágenes distintas, dando la sensación de un movimiento
mecánico, no orgánico, a pesar de ser figuras humanas. Me sorprendí
y comencé a poner la mirada en esto, e hice una serie de personajes.
Siguiendo esta idea de movimiento mecánico me surgen los objetos
de uso cotidiano a los que modifico la escala. Provoqué esa suerte
de bisagras, que hicieron que muchos se preguntaran si se movían
o tenían encastres, cuando, en realidad, eran de una sola pieza.
Cuando doy por terminada esta serie, sigo con el tema del movimiento,
pero esta vez real. Se me ocurre trabajar con cajas-objeto. La
caja es inherente al corrugado, y el movimiento se concreta en
el abrir y cerrar , que muestra el contenido, que a su vez es
continente. Hice también una serie de libros-objeto bajo el mismo
criterio, donde desarrollé la idea. Siguiendo el pensamiento de
abrir , cerrar , contenido, continente hice carteras, con la intención
de que fueran objetos para tener en tu casa y que si un día tenías
ganas de salir a pasear con ellos, pudieras; pasarían a ser funcionales. El objeto es una de las conquistas del arte del
siglo XX. En él se desarrollaron la imaginación dadá, surrealista,
informalista, pop…En esa proliferación exponencial de objetos
de la que habló Jean Baudrillard, los artistas han desafiado con
humor e inteligencia las clasificaciones –de por sí imposibles–
de un mundo mecánico primero, y digital después. La función define
a los objetos. No obstante, los objetos no son solo útiles
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o, en todo caso, no satisfacen solo necesidades funcionales. Son
el fruto de estructuras mentales y culturales de cada época. (3)
En el ámbito del arte, esto se ve con claridad. Así, la experiencia
estética que Decastelli propone extiende el sentido de la obra,
al llevarla a mezclarse con los mensajes de la calle. Como lo
teorizó Jorge Romero Brest, un “arte para consumir” cuyo obvio
destinatario es “el cuerpo todo”, no solo los ojos y la mente,
como proponía la contemplación tradicional. (4)
En la línea de crear objetos, luego, me convocaron a una serie
de muestras colectivas, como Rostros de la máscara y Calzar el
arte, esta última junto a la diseñadora de zapatos Sylvie Geronimi.
Cada artista realizó un calzado de acuerdo con su imagen; ambas
muestras las curó Silvia Ambrosini. (5) También participé en colectivas
de colección de pantallas y abanicos, juguetes, juegos, libros
de artista…
El “libro de artista” tiene los orígenes en las vanguardias de
principios del siglo XX y su esplendor en los años 60. Con la
hibridación de géneros que se produjo en ese momento, muchos artistas
combinaron en los libros pintura, escultura y poesía. Partiendo
de la base física del libro, su formato de códex (un conjunto
de hojas compaginadas en secuencia), los “libros de artista” juegan
a romperlo, modificarlo, trasgredirlo o enfatizarlo. Otras vías
se focalizan en los contenidos literarios o visuales, en distintas experimentaciones
con los aspectos conceptuales del libro en su concepción occidenta Los libros de Decastelli encierran distintas metáforas y alusiones que tienen en común partir del formato códex. Como en Buscando
una mujer I (p. 49) o Existencia orgánica (p. 53), donde la estructura
del objeto son las hojas de cartón encuadernadas. Los libros,
históricamente, crearon o mostraron mundos. Con esta idea trabaja
el artista cuando talla formas en el seno del objeto que se van
develando con el pasar
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(3). Véase Jean Baudrillard, El sistema de los
objetos, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 1969.
(4). Jorge Romero Brest, Nuevas modalidades
del arte, Buenos Aires, Ediciones Culturales Olivetti, 1970.
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(5). Silvia de Ambrosini, junto con Germaine
Derbecq, fundó en 1970 Artinf, una prestigiosa revista de arte.
Ambrosini es discípula de Romero Brest y tuvo a cargo el departamento
de educación del MNBA. Desde la revista o como curadora independiente,
realizó exposiciones antológicas sobre el objetualismo; la primera,
Más allá del objeto, en 1989.
(6). Se refiere a la serie Easy Edges, que Gehry
desarrolló entre 1969 y 1973.
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de las páginas, en esa instancia temporal
que implica toda lectura. En el cruce entre los personajes zoomorfos
y los libros escultóricos, Garrá lo libro que no muerden (p. 50)
pone de manifiesto el humor del artista, que combina una conocida
sentencia popular con las formas juguetonas y amenazantes de las
fauces de un animal.
…Luego vino la época de pequeños muebles para guardar cosas.
¡Pero esto lo abandoné cuando una vez entré al MoMA en Nueva York
y vi una de mis sillas! (6) Claro, yo conocía a Frank Gehry como
arquitecto, pero no tenía idea de sus objetos. Cuando puse los
míos en la tienda del Museo Sívori, todo el mundo me decía: “Esto
me hace acordar a algo”. Entonces dije: “¡Basta!”. Fue, en realidad,
solo un momento de mi obra, un desarrollo lógico al que me llevaron
las propiedades constructivas del cartón. Después de eso empecé
la etapa actual de diálogo con el material. En el camino, y para
ir más allá, radiografié el material, hice pruebas con pequeños
objetos de cartón que luego, por medio de la técnica de la cera
perdida, fundí en bronce. Esta técnica es de gran precisión, per-
mite reproducir texturas ínfimas, pliegues…
Es muy interesante el modo en que “extrañás” al
material con este traspaso al bronce. La pieza final puede parecer
de corcho o piedra. Estás trabajando adrede de maneras muy distintas.
En el recorrido de la imagen y los objetos que me contaste, ¿cuándo
y cómo aparece la fotografía?
Un día estaba viendo fotos familiares y recorté la cabeza de uno
de mis nietos. La transferí al cartón y eso me dio pie a todo
lo que ahora estoy trabajando. No solo me interesó el resultado,
sino que lo identifiqué con las cajas impresas, los embalajes.
Vi cómo la fotografía reforzaba una de las imágenes asociadas
al cartón.
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También asociaste así al principio, cuando el material industrial, el cartón,te generó una imagen del mundo mecánico: las bisagras, engranajes de tu primera etapa. Todos los materiales
se asocian con otras cosas, siempre. De lo industrial y con el
movimiento virtual que surge, yo veo historietas, comics. Algo
así como las historias que vos mismo te contás con esos objetos.
¿Alguna vez te interesó la imagen de Fernand Léger? No, nunca
me interesó encuadrarme dentro de los ismos, y tampoco me sentí
influenciado por nadie. Si me preguntás qué artista me interesa,
¡pues no sé! Te puedo decir… Heredia, Berni… pero no sé de qué
modo me pueden haber influido. Tal vez algo en el espíritu de
juego que ellos tienen y la utilización de los materiales de un
modo crudo, sin enmascaramientos.
¿Cómo sentís que se forma una imagen en tu cabeza? Cuando empezás
a trabajar , ¿hacés un boceto?
Depende de las etapas. En la primera
boceté, dibujé. Cuando llegué a la imagen, los llevé a escala.
En la de ob- jetos e instalaciones, era un mix entre dibujo y
construcción mental hasta concretarlos. En los demás…prueba y
error. Por tu descripción parece una “metodología cubista”…
Creo que sí, pues mi pensamiento es totalmente racionalista
y creo en la simplificación de las formas y la representación
de los objetos según la imagen del hombre; esto puede encuadrar
en la metodología cubista. Insisto en que con tus objetos contás
historias.
¿Hay alguna relación entre tus lecturas y las historias
que querés narrar? ¿Alguna influencia literaria?
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No, me parece que mi inspiración tiene más que ver con lo psicológico,
aunque toda lectura deja rastros.
Decastelli me cuenta que leyó mucho a Julio Cortázar y entonces
veo una cuota de surrealismo en sus instalaciones de animales
fantásticos, amenazantes, o en la escala alterada de sus gigantescos
cuchillos, ruedas o engranajes. Que le interesan la ciencia-ficción
y la filosofía zen, y en- tiendo que el rigor de sus formas surge
de la disciplina de la imaginación. Precisamente, en la instalación
Estigma (pp. 31-35), de 1995, plantea “el dilema del hombre contemporáneo frente a una sociedad que demanda la homogeneización
del individuo, el borramiento de las diferencias, su domesticación”.
Así lo señaló Corinne Sacca-Abadi, quien comparó la obra con el
cuento Casa tomada, de Cortázar , donde “a medida que se ocupaban
los espacios internos, se amalgamaban el adentro y el afuera,
se contaminaba la casa tornando inhabitable ese universo”. (7)
¿Cuál es tu relación con la tecnología?
Me fascina Internet… está todo allí. Desde chicas mis hijas tuvieron
computadora, las Commodore de ese mo- mento. Aprendí computación
e hice programas que generaban formas, y algunas de ellas las
llevé a la tridimensión. 27 También mis fotografías actuales son producto
de tomas directas modificadas por procesos digitales.
¿Te psicoanalizás?
No, nunca, pero me interesa; tengo una hija psicóloga y por mi taller pasaron muchos alumnos de la misma profesión, los que me familiarizaron en el tema. Tengo una mirada del querer conocer,
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saber , llegar a lo profundo.
¿Qué significa para vos inventar?
Lo asocio con construir , inventarme un juguete, algún mecanismo.
Me convoca todo lo que es movimiento un día se me ocurrió un objeto
para hacer huevos duros cuadrados. Tenía un alumno que estaba
cursando la carrera de diseño industrial. Entonces, entre los
dos nos pusimos a idear esto. Después hice un “banco para multitudes”,
que es un banquito de corrugado que tiene aspecto de carpeta.
Lo desplegás y te sentás, lo volvés a plegar y te lo llevás: ¡para
conciertos es muy útil! Con otra alumna arquitecta proyectamos
el metro cúbico: un metro de hormigón, vidrio y hierro para ser
emplazado en Puerto Madero, San Telmo (Chile y Balcarce, por ejemplo),
lugares que naturalmente son serenos y convocan a la contemplación.
Es un espacio para cederles a artistas para que lo intervengan.
Un metro cúbico, o más, para cada uno de ellos. Es una idea para
la que habría que buscar sponsors, autorización…
Creo que hay que insistir en una propuesta de vida que desarrolle
la creatividad en lo cotidiano, comenzando en la primera edad
hasta la madurez. Porque muchas cosas surgen de la vida misma.
Te doy un ejemplo en el año 94, una vez al mes los integrantes
de mi taller comenzamos a reunirnos para cenar , aquí, en nuestro
lugar de trabajo. Decidimos que cada uno de nosotros cocinaría su especialidad. Al cabo de dos años ya lo habíamos
hecho todos. Fue ahí cuando propuse que cada uno siguiera organizando
la comida, pero que otro lo auxiliara y que se mantuviera una
consigna, la de reunirse, pero no en el taller , restaurantes,
ni casas particulares, y que tuvieran un fin creativo. De este
modo se sucedieron distintos
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(7). Corinne Sacca-Abadi, “Estigma y dilema.
Decastelli en el Museo Sívori”, en ACI (Arte, Crítica, Investigación),
Órgano de la Secretaría de Prensa de la Asociación Argentina de
Críticos de Arte (AACA), nº 2, Buenos Aires, 1998.
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lugares, como teatros, puentes
de ferrocarril, parques, etcétera.
Los comentarios hicieron que los amigos quisieran participar,
pero preferimos que esto sucediera solo para nosotros, con nuestros
códigos. Así surgió Arte a punto, proyecto que trasladamos al
espacio gastronómico del Museo Sívori. Ahora invitamos a artistas
a compartir su estética, pensamiento y sentimiento, lo que proyecta
su arte en otro arte, la cocina. Se intervienen el espacio, las
mesas, los platos… o hay acciones.
¿Cómo pasás de la escultura a la fotografía?
Empecé con la foto
de mi nieto y seguí haciendo pruebas. Los primeros trabajos
fueron objetos a los que les incluí una foto. Un día estaba “pelando”
un cartón y, como siempre estoy muy pendiente del proceso, me
llamaron la atención las virutas que aparecían. Entonces las
fotografié, y de allí surgieron obras fotográficas. La idea es
que son parte de algo que fueron (el cartón) y se agregan, se
convierten en otra cosa. En ese momento me convocaron para exponer
en Arte x Arte. No me siento fotógrafo, sí me interesa experimentar
con la foto- grafía. Por eso decidí hacer dos instalaciones fotográficas para esa oportunidad.
Las fotos son un desarrollo de la etapa textil, se focalizan en
las calidades texturales y la imagen que de ellas surge. Como en Malas hierbas (pp. 12-15), donde el artista
reconstruye en un objeto la sensación del viento, del movimiento sobre un pastizal. Una sensación fugaz que guarda de un viaje al África. Decastelli exhibe el objeto junto a fotografías
que muestran facetas que el ojo humano no puede ver a simple vista.
El zoom, el scanning y la manipulación digital abren los significados
de un objeto que, original o reproducido
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por la fotografía, resguarda
su identidad en la materia, en el cartón corrugado.
Por último, luego de los años que llevás trabajando y las imágenes
que has traído a este mundo, ¿cuál pensás que es la función actual
de un artista?
Creo que no puede hablarse de una función universal del arte-artista,
pero sí decir que los dominios son extensos. Si bien ambos conceptos
han cambiado a través del tiempo, en última instancia, para todos,
la esencia es la misma, la del “descubrimiento” de sí mismo y,
por ende, la revelación del momento histórico que les toca vivir
. Según Jean Duvignaud, el arte tiene el poder de la anticipación, por ser la sospecha de lo posible en la vida y la experiencia
de las colectividades y de los individuos...
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